martes, 12 de agosto de 2008

ceremonia del te

La ceremonia del té en oriente es una manera de vivir, una filosofía. En Japón existe una ceremonia para la cual se debe de practicar por años, mientras que en China el arte de servir el té representa una reverencia espiritual a la sabiduría, el buen gusto y la pureza. Así al ser el té parte esencial de las culturas japonesa y china, el origen de este, tiene sus diferentes leyendas, pero existe una ley universal que es la escencia misma del té:
“Cuando vienen amigos hay que expresarles reverencia con Té”



Leyenda Japonesa:
La leyenda sobre el origen del té, conecta con el budismo Zen y cuenta que un monje de origen indio llamado Dharma viajó a China en peregrinación. Durante su camino pretendía estar continuamente despierto para meditar, pero un día agotado por el viaje se durmió en plena meditación. Al despertar, se llenó de ira consigo mismo y se cortó los párpados con su cuchillo para que nunca más le volviese a ocurrir. Al día siguiente en el lugar donde había arrojado sus párpados había un arbusto diferente a los demás, cuyas hojas tenían la propiedad de ayudar a mantener los ojos abiertos. Dharma, enseñó las propiedades de las hojas del té a sus seguidores y tras su estancia en China viajó hasta Japón, donde llevo la planta que se introdujo en los templos del budismo Zen de ese país.


Vida al chanoyu o la ceremonia del té:
Té y seda, llegan como un par de perlas, en la historia del comercio exterior de China. Hay una ruta para la seda por la cuál realizó su difusión al mundo, para el té, también hay rutas de distribución a los cinco continentes, más de 160 países y zonas.
El Chanoyu (la ceremonia del té) ha sido desde su comienzo uno del los pilares vitales de la cultura japonesa tradicional. Numerosas tendencias culturales, entre ellas la constitución del té desde China y las tradiciones Inglesas de reservar un segmento del día para compartir “la hora del té”; contribuyeron al desarrollo del Chanoyu.
Fue a través de esta Ceremonia del Té que se redefinió el ideal Wabi –Sabi de la pobreza culta, convirtiéndose el té como símbolo de un país y no de las clases Sociales definidas.
Desde la entrada del Té en Japón los mercaderes y habitantes de las ciudades podían mezclarse con poderosos guerreros o nobles, compartiendo entre todos la pasión por la sencillez y la afición por los preciados implementos. La pequeña casa de té se convirtió en un mundo aparte, en el cual las barreras sociales se disolvían durante su duración.
“Dentro del Chanoyu el espíritu es lo que le da vida a todo aquello que lo rodea”
Los momentos clave de la ceremonia del té se presenta en el Cají, un ritual en el que se sirven los alimentos junto con el té. Es un evento social de carácter formal; tanto los invitados como el anfitrión de la casa se preparan en cuerpo y mente para la ocasión. El chanoyu tiene como a fin la separación del mundo, atravesando serenamente el portal que da al pequeño jardín (Roji) de la casa de té, se llega hasta una puerta intermedia, llamada Amigasa-Mon (portal de la barrera entretejida).
Una vez del otro lado de Amigasa-Mon, el mundo a quedado a tras, los invitados pueden quedarse admirando el jardín y acercarse al salón de té. Están ahora en el jardín interior (Uchi Roji), que posee un arreglo de piedras que en su interior central guarda una fuente. Allí los invitados van a lavarse manos y boca, utilizando al efecto un cucharón de madera. Otro de los secretos del chanoyu radica en la economía y elegancia de movimientos.
Hoy, existen en Japón numerosas escuelas de té; la mayoría de estas escuelas se familiarizan en tradiciones de 16 generaciones atrás desde la época de Sen no Rikyû (Maestro del Té, estableció las pautas fundamentales de la ceremonia del té en el siglo XVI.) Algunas sirvieron a grandes Emperadores o Cortesanos, otras a Samuráis, pero todas compartirían la misma disciplina ritual, la misma etiqueta y estética y el mismo interés: la ideología Zen.
Las tres escuelas más activas hoy en día son: Ura Senke, Ômoté Senke y Mushanokôji Senke en Kioto.

Las Casas de Té y sus estilos:
Los estilos arquitectónicos de las casa de té varían notablemente. Sen no Rikyû se inclina por las casas pequeñas, con una capacidad no mayor de uno o dos tatami. Un salón de dos esteras no pasa de los dos metros cuadrados; se trata, pues, del ideal wabi de la rústica sencillez y pobreza cultivada llevado al extremo. Hideyoshi, el patrono del Rikyû, usó sin duda salones de dos tatami, aunque se haría construir asimismo una casa de té dorada como demostración de poder. Las casas de té frecuentadas por nobles y daimyû solían consistir en elegantes pabellones de ocho o más esteras. La mayoría de las casa de té se levantan sobre pilares; sus paredes interiores y exteriores son de austera argamasa, madera o bambú y los techos suelen ser de juncos, paja o pizarra.
Según Rikyû, el kaiseki ha de ser ligero y de delicada cocción, y tan apetitoso a los ojos como al paladar. La voz kaiseki proviene, como tantas otras del chanoyu, del budismo Zen. El Vinaya prohibía a los monjes budistas que tomaran alimentos después del mediodía; sin embargo, los monjes zen, chinos y japoneses, realizaban duras labores físicas y muchos maestros les permitían un tentempié vespertino aunque, en lugar de llamarlo “comida”, se referían a él como una piedra caliente escondida entre sus ropas: kaiseki.
Cada huésped recibe del anfitrión una bandeja con boles de laco con arroz, sopa, pescado y verduras, todo tapado y acompañado de palillos nuevos de madera de cedro. El anfitrión les invita a comer y vierte sake de una etera de hierro en boles más planos. Tras haber comido un ligero postre consistente en una fruta u otro producto de la estación, los huéspedes abandonan el salón para tomarse un breve descanso. Durante el mismo, el anfitrión lo dispone todo para servir un espeso té.
Al regresar al salón, los huéspedes se encuentran con que el rollo de caligrafía del tokonama ha sido sustituido por un florero con una única flor.
El anfitrión calienta agua en una tetera de hierro, enjuaga los boles y utensilios, coloca el té verde en polvo en el bol con una cuchara de bambú, le añade agua caliente con el cucharón del bambú, revuelve el té con un batidor de bambú hasta que aparece espuma en la superficie y lo sirve asus invitados. La consistencia del té es de dos tipos. El té espeso (koicha), más formal, es de consistencia cremosa y su sabor es más amargo; se bebe del mismo bol y en pequeñas cantidades. El té más ligero e informal (usucha) se sirve al final de la ceremonia en boles individuales.
Los boles de té varían según el gusto de la persona que prepara la infusión, según la estación o las circunstancias. Los boles estivales suelen ser más planos y abiertos, a fin de dispersar el calor y dar una impresión refrescante. Los invernales son más altos y cerrados, para retener el calor.

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